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El dolor teletransportó mi mente a pasados en los que mi madre era la estrella en torno a la cual giraba nuestra familia, y a posibles futuros con o sin ella.  El duelo nos convierte en viajeros del tiempo.

Ironically, maybe if we stopped being annoyed by looking like everyone else, stepped away from the obsession with appearing timeless and having a distinct personal style we’d actually develop one.

No lloré a mi madre solo una vez. El duelo no tiene fin. Es una máquina del tiempo, una fuerza de cambio, una nueva historia de origen.