Annamaria Zanella

Su interés por el Arte Povera surgió durante sus estudios en la Accademia di Belle Arti de Venecia, y ha destacado la conexión entre los objetos encontrados o materiales desechados y la creación de joyas. ¿Podría hablarnos sobre la relación entre estos materiales y la creación de objetos portátiles?  Annamaria Zanella: Estudié el movimiento italiano Arte Povera para un examen en la academia, y esto me hizo ver las cosas de otra manera, incluso en lo que respecta a la joyería artística. Me fascinó cómo los artistas de este extraordinario movimiento abandonaron los lienzos, los pinceles, los martillos y los bisturíes, revolucionando las formas de expresión al favorecer la gestualidad, los conceptos y las performances. Los artistas del Arte Povera utilizaron materiales nunca antes considerados en el arte, como trapos, plásticos, cristales rotos, etc., e incluso animales vivos en la galería.  Comprendí que, incluso en joyería, era necesario considerar la reflexión que debe ir más allá de la forma. El título de la obra se convierte en parte integral de la obra misma. Desde las primeras piezas, he intentado infundir nuevos impulsos a la joyería, para que ya no sea solo un medio para decorar el cuerpo como un fin en sí mismo, sino que la obra exprese una emoción, provoque y comunique un concepto más allá de la preciosidad de los materiales. Intenté distanciarme de la investigación minimalista y geométrica de mis maestros para elevar la joyería a una forma más conceptual.

La idea de crear una joya nace de la necesidad de comunicar a los demás mis interpretaciones de los acontecimientos que me rodean. Intento capturar momentos, como lo hace una fotografía. La emoción, el pensamiento, se cristaliza en la joya. Es difícil explicar cómo surge mi obra; a veces… el vacío absoluto, y luego, conduciendo por la campiña donde vivo, puedo ver una villa palladiana, una puerta de madera desgastada por el tiempo, una pared ruinosa, un cartel publicitario roto y consumido por la lluvia, una colorida cesta de frutas en el mercado de Padua, una película o un concierto. La idea de la obra se desarrolla durante largos periodos de reflexión y silencio, o… repentinamente, como resultado de la saturación de una multitud de ideas almacenadas en mi cabeza. Es difícil describir lo que me sucede cuando creo: tomo notas, dibujo, hago bocetos en trozos de papel aquí y allá, un poco desordenados. Las emociones vienen de las personas que conozco, de los viajes que hago, de las noticias que leo en el periódico, de los libros que leo… todo se transforma y se traduce en formas y colores.

Annamaria Zanella se formó en metales y joyería en el Instituto “Pietro Selvatico” de Padua y posteriormente estudió escultura en la Academia de Bellas Artes de Venecia. Vivió y trabajó siempre en Padua, donde también ejerció como docente entre 1987 y 2000.

Estuvo casada y convivió con el joyero Renzo Pasquale, con quien compartió vida y afinidad artística, aunque con estilos muy distintos. Luchó contra la esclerosis múltiple hasta su fallecimiento en 2022.

Su entrada a la orfebrería fue casi casual: al no encontrar vacantes en el curso de textiles y moda, ingresó a joyería con la idea de cambiarse al año siguiente. Sin embargo, una visita a la galería Adelphi de Padua la conmovió profundamente y decidió permanecer los cinco años que duraba la carrera. Allí conoció a Renzo Pasquale, profesor del instituto y futuro compañero, a quien describía como un ferviente defensor de su obra. Mientras Renzo diseñaba con precisión arquitectónica, Zanella prefería acuarelas llenas de color para capturar estados de ánimo y emociones.

Sobre su proceso creativo explicaba: «Mi punto de partida son los materiales, con los que experimento mediante fuego, ácidos, esmaltes y colores. Luego los dejo reposar y comienzo a sintetizar ideas que surgen de una experiencia, un libro, una pieza musical o un poema. Hago un dibujo o acuarela y, más tarde, considero la parte funcional, creando modelos en cartón para comprobar peso, dimensiones y movimiento, como si fueran esculturas».

Su obra estuvo fuertemente influenciada por el Arte Povera, movimiento italiano de finales de los años sesenta que emplea materiales simples o cotidianos. En sus piezas combinaba metales preciosos (oro, plata, latón) y técnicas clásicas (esmalte al fuego, niello) con elementos “pobres” como hierro oxidado, vidrio roto, alambre corrugado, corcho, telas, cápsulas de champán, cemento o restos industriales. Aunque el oro era central en la escuela de Mario Pinton, ella mantenía una postura crítica: «El oro es hermoso en sí mismo, cargado de historia y simbolismo. Por eso decidí usar materiales pobres y darles valor transformándolos».

Cada material tenía una historia: un fragmento de vidrio de parabrisas tras un accidente se convirtió en un anillo; un alambre de botella de champán, en un collar que celebraba la amistad; los pliegues maleables en metal teñido reflejaban su admiración por las telas Fortuny. De un viaje a Sicilia nació *Barcos de África* (2010), inspirada por un naufragio de migrantes. El collar, formado por pequeños barcos unidos, buscaba que “no se perdieran en la oscuridad del mar”. Para ella, la provocación podía residir en crear piezas imposibles de llevar: «He visto a amigos llorar al sostener *Barcos de África*».

«El material —metales, plásticos, pigmentos, madera, vidrio, óxidos— es la “tinta” con la que escribo mi vida», afirmaba.

Su pasión por el color la llevó a estudiar su historia en profundidad, declarando: «No puedo imaginar una joya sin color; a veces el metal es demasiado frío». El azul fue su favorito, y en una serie inspirada en la bóveda de la Capilla de Padua de Giotto reprodujo pigmentos históricos como el “azul más allá del océano” a partir de lapislázuli y aglutinantes naturales, siguiendo recetas del siglo XIV.

Zanella revolucionó la joyería italiana introduciendo figuraciones impactantes y materiales inesperados, privilegiando la expresión conceptual y el contraste.

Para ella, «la idea de crear una joya nace de la necesidad de comunicar interpretaciones de lo que me rodea. Intento capturar momentos, como una fotografía. A veces la idea surge tras largos periodos de reflexión; otras, de repente, al ver una villa palladiana, una puerta desgastada, una cesta de frutas en el mercado o una escena cotidiana. Las emociones vienen de las personas, de los viajes, de las noticias o de los libros… todo se transforma y se traduce en formas y colores».

Renzo Pasquale, otro profesor del Istituto, quien posteriormente se convertiría en su compañero de vida, era un ferviente admirador y defensor de su obra. Annamaria y yo lo llamábamos "Il Salvatore" porque era su fiel protector.

Annamaria Zanella | 1966-2022 | Gallery Loupe

¿Has notado algún cambio en tu práctica reciente?  Annamaria Zanella: En los últimos años me ha encantado crear piezas donde el material tiene una identidad indefinible… Me encanta la ambigüedad y la interacción de los materiales: ¿Verdadero o falso? ¿Precioso o no precioso? Hierro que parece oro, papel que parece lapislázuli, aluminio que parece una esponja marina, fragmentos de vidrio roto que tienen la misma luz y brillo que una piedra preciosa.

Cada pieza sigue un proceso de diseño diferente, aunque el inicio siempre está vinculado a un dibujo, un boceto o una frase en un papel blanco. Luego empiezo a considerar diversos materiales que podrían ser útiles y, al final, considero la parte funcional, su movimiento, verifico el peso, las dimensiones, etc. A veces, la experimentación con los materiales me hace retroceder; es decir, es el propio material (madera quemada, hierro oxidado, vidrio roto, plástico), con su fuerte poder evocador, el que me lleva hacia una nueva colección.

La provocación también reside en crear piezas que no se puedan llevar puestas. Por ejemplo, si llevaras « Barcos de África» un minuto, probablemente te emocionarías tanto que sentirías la necesidad de quitarte el collar. He visto a amigos llorar con solo sostener la pieza en sus manos. Estas obras transmiten fuertes vibraciones. Las piezas de joyería con conceptos intensos inducen espontáneamente a las personas sensibles a conmoverse e interpretar la obra sin sentir la necesidad de llevarla.

'The problem with gold is that it is beautiful in itself,' she said. 'The color is so fascinating, it comes from the depths of the earth and it is so freighted with history. It already has so much to say for itself. Gold has many associations: with kings, popes, riches, money.  'So, in making jewelry, I decided to take another course. I took poor materials and tried to add value by making them into something else,'

FBP2020 Annamaria Zanella (full length)

Premio Herbert Hofmann (1997, 2006) y el Premio Estatal de Baviera (2002)

Annamaria Zanella: En los últimos años, nunca he pensado en quién podría usar mi trabajo ni en un cliente ideal. A nivel creativo, me quedaría estancada. Ya hay miles de diseñadores y creadores en todo el mundo que realizan este tipo de investigación con resultados brillantes.

Sixteen years ago, Ms. Zanella began to suffer from multiple sclerosis. This forced her to give up her post at the Selvatico institute in 2000. She still misses her contacts with students. 'I loved teaching so much,' she said. But the enormous physical challenges that she now has to confront have not stemmed the flow of her creativity.  'My work has helped me not to think too much of what might happen tomorrow and not to become obsessed by the pain that came with the illness,' she said. 'When I work, when I am doing something creative, I am absorbed in it. It is like a kind of auto-psychotherapy. I detach myself from the pain and the depression of the disease.'  'Sometimes my state of mind is reflected in my pieces. But there is always color — color gives energy, gives light, illuminates.'

Nacida en Sant'Angelo di Piove, cerca de Padua, estudió en el Istituto d'Arte Pietro Selvaticn de Padua y posteriormente se licenció en escultura en la Academia de Bellas Artes de Venecia.

El color utilizado busca evocar sentimientos y reacciones. Con este fin, Zanella estudió la historia de los colores y su producción, especialmente la de su inconfundible azul. Produjo un pigmento azul según una receta del siglo XIV

The Selvatico's inspirational director, Mario Pinton, had always encouraged his students to broaden their artistic and intellectual horizons, but the working of gold, albeit in diverse and avant-garde ways, remained fundamental to the institute's ethos. Ms. Zanella, while passionate about making jewelry, was more ambivalent about the primary material.

El color es una emoción. Para mí, el color es lo que estimula la visión de la obra en su totalidad. No puedo imaginar una joya sin color, sin esmalte ni pigmento; a veces el color del metal es demasiado frío. Me encanta el color del óxido… el hierro oxidado es una reacción química que crea una maravillosa unidad y armonía de colores, una alquimia impredecible de naranjas y rojos. El color es mi respuesta a los problemas que aquejan la vida cotidiana. Si llevamos un broche rojo y azul, podría tener un significado místico.

La joyera italiana Annamaria Zanella se centró en la investigación de materiales, la poesía inherente al proceso de diseño y la subversión de las ideas preconcebidas sobre la belleza y el valor.

Annamaria Zanella  Broche Árbol Azul 2005 Papel, oro, resinas.

Antes de que Renzo Pasquale y Annamaria Zanella se convirtieran en pareja, trabajaron como profesores en el Instituto Pietro Selvatico de Padua.

Todo el equipo docente del instituto tenía personalidades fuertes y estableció un estilo donde el estudio de las formas y la geometría era una necesidad de expresión común para todos.

¿Qué consejos le darías a los estudiantes que se adentran en el mundo de la joyería?  Annamaria Zanella: Aconsejo a los estudiantes que aprendan a "pensar" y a desarrollar su propia investigación. La técnica de la orfebrería se puede aprender a cualquier edad y es una forma de manifestar una idea. Sin embargo, más allá de las habilidades, debe existir una personalidad madura que conozca sus capacidades intelectuales y las técnicas para comunicar emociones. Se necesita una escuela que enseñe a "pensar", especialmente en los primeros años.

El material (metales, plásticos, pigmentos, colores, madera, vidrio, óxidos, etc.) es la «tinta» con la que escribo la historia de mi vida.